domingo, 26 de octubre de 2014

Federalismo y planeación del desarrollo


 Hermosillo Sonora, 26 de Octubre de 2014.

El desarrollo del país está marcado por su forma de gobierno federal y republicana. Desde siempre se han buscado caminos para que el federalismo mexicano sea una realidad: una realidad en donde los tres órdenes de gobierno coexistan en equilibrio y respeto.

La preeminencia del ámbito federal sobre los órdenes estatal y municipal ha generado que el desarrollo nacional presente en nuestros días un dislocamiento y la acentuación de grandes diferencias regionales, sectoriales y sociales.

Haber privilegiado a uno de los órdenes de gobierno ha desvirtuado el sentido del sistema federal. Esta situación ha provocado, consecuentemente, la presencia de un gobierno autoritario y discrecional, que en muchas de las ocasiones ha frenado intentos de descentralizar política y administrativamente el ejercicio gubernamental.

El federalismo constituye la forma más acabada de la descentralización gubernamental, toda vez que supone el compromiso político de acercar las decisiones y programas de gobierno a todo el pueblo. En esta perspectiva, el federalismo implica el reconocimiento de tres ámbitos de hacer gobierno, todo ellos igual de importantes y significativos para la vida pública.

El Dr. Pedro Zorrilla Martínez, reconocido federalista, con acierto había señalado la importancia del sistema federal y el imperativo de recobrar el desarrollo de la vida municipal; apuntó en su momento que “Debido a que el municipio es la entidad más cercana al individuo, resulta indispensable conocer sus problemas y plantear soluciones que permitan encaminar las acciones del gobierno para satisfacer las necesidades de la comunidad. Así, hacer desarrollo de la comunidad es propiciar las condiciones para la transformación de la vida de los individuos de la manera más rápida, dentro de una eficiente planeación y programación para el logro de los objetivos deseados. Por eso, es indispensable revitalizar la institución municipal pero no sólo teniendo en mente los ámbitos oficialmente reconocidos, que en la mayoría de los casos se reducen a la cabecera municipal. Debemos hacer descender los procesos descentralizadores hasta los niveles "vecinales", es decir, las agencia municipales, delegaciones municipales, barrios, colonias, etc., que son "municipios en embrión". A partir de estas consideraciones, nos hemos propuesto (…), plantear las posibilidades de un Federalismo renovado, que no se traduzca en mero formalismo, sino por el contrario que se pueda traducir o dar origen a una institucionalidad democrática, y en el que el orden de gobierno municipal recobre su importancia. Para tal efecto, hacemos una propuesta de descentralización intramunicipal y la reelaboración del concepto del Federalismo a partir de la idea de las Relaciones Intergubernamentales.” (“Federalismo y Gobierno Local”, Revista Gestión y Estrategia. Departamento de Administración. Universidad Autónoma Metropolitana. Nº 8, Julio-Diciembre de 1995. México).

Junto con el federalismo, otros procesos cobran vida. Tal vez, el más relevante sea que conlleva el desarrollo de las regiones, el desarrollo de los estados y municipios, generando equilibrios y propiciando mejores condiciones de vida para los ciudadanos.

Federalismo, por lo tanto, es un principio para impulsar el desarrollo en una versión más acabada e integral que aquello que deviene del impulso desde un solo ámbito gubernamental.

La agenda nacional en los últimos años ha consignado diversos esfuerzos para concretar el federalismo mexicano. Desde 1982, cuando en el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado se presentaron las primeras reformas al 115 constitucional buscando el “fortalecimiento municipal”, hasta las últimas reformas en donde se profundizó el cambio para hacer realidad el denominado “nuevo federalismo”.

Por otra parte, con la instalación del Sistema Nacional de Planeación Democrática se hizo obligatorio el compromiso de los gobiernos de confeccionar un Plan de Desarrollo (uno en cada ámbito de gobierno y por el periodo correspondiente de gobierno), en el que entre otras cosas, de manera reiterada, se han trazado como objetivos el impulso al federalismo nacional, a la vida democrática, a la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos y al desarrollo equilibrado de las regiones.

Ahondar en este tema hoy que se apela a una transición democrática, republicana y federalista, implica la incorporación de nuevas concepciones de hacer gobierno asociadas a esta definición constitucional; así, junto con esta tradición por la que necesariamente tenemos que pasar, se piensa que el nuevo gobierno debe ser responsable, eficiente y eficaz, orientado a satisfacer al ciudadano y comprometido con resultados de orden público.

En este esfuerzo, también, se revisan los procesos y tecnologías planteadas en el pasado reciente como alternativa de gobierno y que, por diversos motivos, no han tenido una aplicación efectiva en la práctica gubernamental.

En este sentido, se apelaría a la verificación del Sistema Nacional de Planeación Democrática como tal. Un sistema que involucra no sólo la constitución de un Plan de gobierno, sino su concatenamiento con programas, proyectos y acciones que desde el gobierno, y con la participación activa de la sociedad, plantean una perspectiva del desarrollo del país, la entidad o el municipio al que se haga referencia.

Planteado como un Sistema de Planeación, éste no se limita a la definición del plan. Representa un proyecto de vida para el futuro de mediano plazo de un conglomerado social. A través del sistema se definen los objetivos y metas que la sociedad se propone consumar en un plazo de 6 o de tres años, según sea el caso, y la estrategia por medio de la cual llegará a cumplir tales propósitos; el interés público que debe ser el modus vivendi del gobierno se resume en los diversos instrumentos de la planeación para el desarrollo.

El Sistema Nacional de Planeación Democrática, mecanismo para la racionalidad y publicidad de la acción de gobierno, representa, además, la posibilidad de coordinar los programas impulsados en los tres ámbitos de gobierno, igual que se propicia la participación ciudadana en las tareas de orden público. Al respecto, Cristina Teresa Penso D’Albenzio ha señalado que: “En esta línea de un sistema de planeación democrático, la planeación del desarrollo municipal resulta importante para prever necesidades y programar actividades que se desarrollarán en el futuro y, fundamentalmente, para lograr un mejor aprovechamiento de los recursos. Se pone de relieve que este proceso coadyuva y permite aplicar los recursos financieros que los gobiernos federal y estatales transfieren para el desarrollo de proyectos productivos y de beneficio social.” (“Participación social en el ámbito local”, Revista Gestión y Estrategia. Departamento de Administración. Universidad Autónoma Metropolitana. Nº 15, Enero-Junio de 1999. México).

Hechas estas reflexiones, se pueden resumir las siguientes ideas y agregar propuestas para el fortalecimiento del Federalismo en nuestro país:

  • El Federalismo constituye una forma de vida que los mexicanos nos hemos definido y que define una forma determinada de gobierno y un conjunto de relaciones entre los elementos constitutivos de dicho sistema federal.
  • Un mecanismo relevante para impulsar el federalismo lo constituye el Sistema Nacional de Planeación Democrática.
  • Es necesario activar las instancias que dicho sistema propone para llevar a cabo las relaciones intergubernamentales en programas de interés común.
  • Hacer efectivo el conjunto de vertientes del sistema: obligatoria, de concertación, de coordinación y de inducción. De esta manera se vuelve necesario promover las relaciones de coordinación intergubernamental y las del gobierno con la sociedad.
  • Como propósitos centrales de la planeación estratégica y de los planes de gobierno deben consignarse el impulso de nuestro sistema de gobierno, el desarrollo sustentable, el mejoramiento de las condiciones de vida de todos los ciudadanos, así como una respetuosa relación con otros gobiernos y países.
  • Asociar al Sistema Nacional de Planeación Democrática con los procesos de planeación estratégica implica, por principio, definir el sentido de la planeación y el papel de los organismos gubernamentales (esto, en términos conceptuales se resumiría en la definición de la Misión y Visión), estos últimos en un plano de gobernar responsablemente, en forma transparente, rindiendo cuentas a los mandantes del gobierno y con irrestricto cumplimiento del Estado de derecho.
  • El desarrollo regional es relevante en la definición de nuestro federalismo. El desarrollo regional es soporte del desarrollo nacional, viendo a éste con un sentido de justicia y equilibrio social y económico.
  • Los medios del gobierno para fomentar el desarrollo son tan diversos que pueden involucrarse aquéllos relativos a la gestión empresarial, cuidando que el sentido con el que sean utilizados sea siempre el público.
  • El desarrollo debe considerar las dimensiones de crecimiento económico, mejoramiento de las condiciones de vida, ampliación de los espacios democráticos y preservación del medio ambiente. Se trabajaría en términos de un desarrollo sustentable.
  • El federalismo como forma de gobierno plantea que la administración de los asuntos públicos puedan ser atendidos en niveles de la mayor agregación, como es el ámbito nacional, así como en ámbitos donde los gobiernos contactan con los destinatarios de sus servicios. El Gobierno se convierte así en elemento activo de impulso del desarrollo social.

 

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